Ya es hora de adentrarnos en qué es un movimiento social y su funcionamiento. Gracias a un texto de Pedro Ibarra, desarrollaremos el concepto.
Un movimiento social empieza y se consolida porque hay gente dispuesta a ello. Estos individuos ven la realidad y buscan transformarla, porque existen condiciones favorables a ello.
Al estudiar los movimientos sociales debemos tener en cuenta cuatro preguntas básicas: ¿por qué surgen?, ¿qué hacen?, ¿qué dicen? y ¿cómo se organizan?
Un movimiento social es una forma de acción colectiva, precedida por un conflicto que se busca resolver. No todo conflicto provoca una acción colectiva. Su forma de creación puede ser diversa. Pueden surgir debido a tensiones estructurales (carencias o fracturas), por la falta de organizaciones para resolver un conflicto o debido a que cierto grupo social posee una visión injusta respecto a la realidad. Lo que en si coinciden es que son una manifestación existente de demandas de la sociedad civil hacia el sistema.
La forma de actuar de estos grupos es centrandose en una sola cuestión, en lugar de atacar los problemas como un todo relacionado con el Estado. Una vez se cumple esta reivindicación, el grupo desaparece.
Los nuevos movimientos sociales se presentan como autónomos respecto a su relación con la política. no se politizan, ni siguen a ningún partido concreto. En lugar de desafíar o apropiarse del Estado, prefieren construir espacios de autonomía contra él.
A diferencia del viejo movimiento obrero, con una estructura más o menos jerárquica, los nuevos movimientos sociales se organizan de forma asamblearia, controlando así a sus dirigentes. Tienen, pues, una estructura descentralizada que permite mucha autonomía en las bases del movimiento. En los últimos años se ha propensado su difusión gracias a las nuevas tecnologías en la comunicación y en el transporte.
La acción colectiva conllevan un conjunto de creencias y construcciones que dan sentido, inspiran y legitiman las acciones y campañas de los movimientos sociales. Existe un proceso de objetivación de marcos colectivos y, por otro lado, un proceso de construcción de marcos individuales o grupales a partir de la apropiación y reelaboración de esos marcos colectivos. El individuo se adhiere a ese sistema de creencias para dar sentido y racionalidad a los desasosiegos individuales.
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